Causas de la violencia contra la mujer en el Perú
EL MACHISMO EN UNA SOCIEDAD PATRIARCAL COMO UNA DE LAS CAUSAS PRINCIPALES DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER EN EL PERÚ
La socióloga Cacigas Arriazu, en el 2002, define al patriarcado como una organización social basada en estereotipos, ya que los hombres poseen más poder que las mujeres en el ámbito familiar, laboral, económico, entre otros. Asimismo, el machismo es una conducta individual que expresa superioridad y poder en comparación con una mujer. Dentro de este panorama, el psicólogo Urie Bronfenbrenner, a través de su modelo ecosistémico, muestra el desarrollo de la violencia contra las féminas en tres contextos: microsistema, ecosistema y macrosistema. A continuación, se explicará como el machismo y el patriarcado causan la violencia contra la mujer en los contextos mencionados.
En primer lugar, el microsistema o contexto familiar es el espacio donde un individuo desarrolla y adquiere las principales conductas machistas. Estas generan que el individuo actué de una manera violenta con las mujeres. En este contexto, generalmente, los padres educan a sus hijos con prácticas sexistas de una manera directa e indirecta, ya que los varones asimilan la idea de que el poder, la dominación y la inteligencia son esenciales en su formación. Asimismo, una niña, que crece en un entorno con prácticas sexistas, definirá de manera inconsciente a la mujer como un sexo débil, sentimental, sumiso y, sobre todo, incompetente para los procesos cognitivos. De la misma manera, Unicef Perú, a través de su documental muestra, que, en las zonas rurales, los padres optan por enviar a sus herederos varones a los colegios. Debido a que las mujeres son más propensas a formar una familia durante su educación secundaria. Además, según el informe técnico publicado en mayo del 2018, en las zonas campesinas, el 17,3% de varones no asiste a una institución educativa secundaria, mientras que el 19,6% de mujeres representa este tipo de caso.
En segundo lugar, el ecosistema o contexto educativo es el espacio donde el individuo aprende conocimientos en base a una institución educativa, por ejemplo, colegios, universidades, iglesias, entre otros. En este entorno, los individuos con conductas machistas se expresan a través de acciones y mensajes que atentan contra el género femenino. Ello a la vez es sustentado por la estructura patriarcal, ya que generalmente los guías o profesores imponen ideas relacionadas a los estereotipos de género. Por ejemplo, el documental testimonios de niñas y adolescentes de las zonas rurales del Perú. Quienes afirman que, en las clases, los profesores establecen las tareas de limpieza a las mujeres, mientras que los varones se encargan delas tareas relacionadas con actividades educativas.
Por último, el macrosistema o contexto sociocultural es el espacio donde los individuos se relacionan con distintos ámbitos de la sociedad. Además, en este entorno se observa el tema de la violencia contra la mujer como consecuencia de los dos primeros espacios. En este contexto, los estereotipos de género sustentan el patriarcado. Puesto que los individuos, al estar en constante relación, comparten estas ideas de generación en generación que, con el paso del tiempo, se convierten en costumbres. Asimismo, las repercusiones de la estructura patriarcal son difíciles de identificar, ya que se han convertido en parte de nuestras costumbres y Según el informe técnico del Ministerio de la Mujer y poblaciones Vulnerables, los varones superan ingresos en un 34% a las mujeres.
En conclusión, la conducta machista es la causa principal de la violencia contra la mujer, puesto la sociedad patriarcal mantiene ideas que degradan y violentan a las mujeres.Además, generalmente, los profesores de las instituciones educativas contribuyen al desarrollo de una conducta machista. Por ende, se propone difundir, a través de los medios de comunicación, mensajes que incentiven el respeto hacia la mujer.
PRÁCTICAS SEXISTAS QUE PROMUEVEN LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
El sexismo está compuesto por todas aquellas prácticas y actitudes que promueven estereotipos de roles sociales, con un trato diferenciado a razón del sexo biológico, del cual se perciben características y comportamientos que espera la sociedad. Este afecta, principalmente, a las mujeres, ya que son consideradas inferiores ante los varones por naturaleza. Además, el sexismo posee tres características. En primer lugar, se distingue al machismo, que origina la opresión de género (discriminación), el paternalismo (mujeres sumisas y dependientes) y la violencia contra la mujer. En segundo lugar, se identifica a la misoginia, que es odio del varón hacia la mujer, debido a la falta de confianza de parte los varones hacia las las féminas. Por último, está la homofobia, el cual se degenera el heterosexismo, esta es la discriminación que está a favor de una sexualidad entre los sexos opuestos. A continuación, se explicará las prácticas sexistas que promueven la violencia contra la mujer en la sociedad y en la educación.
Por un lado, el sexismo es una causa principal de la violencia contra la mujer y se puede apreciar en nuestra sociedad patriarcal. Este se divide en dos tipos: el sexismo hostil, ideología que califica a la mujer como una subordinada del varón; mientras que el sexismo benevolente, las califica como objeto romántico y reproductivo. Además, la publicidad sexista muestra a las mujeres como sumisas u objetos sexuales. Asimismo, el sueldo de una mujer equivale al 67 % de lo que gana un varón en el Perú. Aunque, actualmente, “la población femenina económicamente activa pasó de 4’996.000 personas a 6’832.000 entre el 2001 y el 2013”, indicó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Según una escala del Sexismo y violencia machista (SVM), el 17,7 % de personas manifestó conductas sexistas en un nivel bajo; el 72%, en un nivel medio; y 10,3 %, en un nivel alto. También, el pensamiento sexista se construye por prejuicios, es decir, ideas falsas sobre la realidad social. Algunos sostienen, todavía en la actualidad, que los varones solo deben dedicarse al trabajo y las mujeres a la labor doméstica. Incluso, se cosifica a la mujer mediante programas o anuncios sexistas como por ejemplo en La noche es mía. Este es calificado como sexista por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP). Otro ejemplo fue los paneles de ladrillos Lark, en los cuales presentó a la mujer como un objeto de publicidad sexual con la imagen de la modelo Vania Bludau en el 2015.
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Por otro lado, el sexismo en el entorno educativo se plasma en la expresión de los docentes hacia el alumnado. En las escuelas, se mantienen los estereotipos con respecto a la identidad y asignación de roles. Estos refuerzan la desigualdad de género. Se observa cuando a las niñas las obligan a asistir con falda porque es más “estético” y “femenino”; también, cuando se menciona que la carrera de ingeniería es solo para los varones y que las mujeres deben estudiar solo administración o enfermería. Además, se evidencia que, en el ámbito universitario, el 23% de estudiantes comete sexismo hostil; y el 5,3%, benevolente. Asimismo, el currículo oculto trata sobre las normas que los profesores(as) transmiten de manera implícita a los alumnos, ya que influye de manera coherente en sus actitudes sexistas y racistas.
En conclusión, el sexismo impartido en la sociedad y en la educación es la causa de la violencia contra la mujer, por lo que para poder minimizar el sexismo, se debe representar correctamente a las mujeres en la sociedad, otorgarles participación y liderazgo. Así, se irá disminuyendo el sistema patriarcal; y, en los medios de comunicación, hacer respetar las políticas contra la violencia de género. En el ámbito educativo, se debe introducir prácticas valorizando ambos géneros, modificar los materiales del aula e incentivar el cambio ideológico de los docentes.
A mayor pobreza, mayor violencia femenina
En el transcurso del 2018 son más de 65,000 reportes de víctimas que han acudido al Centro de Emergencia Mujer por ayuda jurídica, psicológica o social. Estas denuncias de violencia han sido investigadas desde diversas perspectivas como el feminismo, la criminología, el desarrollo, los derechos humanos y la sociología. Dichas investigaciones concluyen que no existe causa única que explique la violencia contra la mujer. Sin embargo, permiten destacar alguna de estas como el factor socioeconómico, tema de estudio en el presente texto. Para ello, es necesario precisar el término pobreza, el cual es estudiado como un concepto absoluto y relativo. Por un lado, la pobreza absoluta es aquella situación en la cual las necesidades fundamentales del individuo no son satisfechas. En otras palabras, los bienes básicos son escasos, porque sus ingresos económicos son mínimos. Por otro lado, la pobreza relativa compara al sujeto con el estilo de vida de su comunidad. Es decir, se estima que una persona es pobre cuando su situación económica está en desventaja respecto al resto de individuos de su sociedad (INE,2006). No obstante, ¿Existe realmente un nexo entre la pobreza y el conflicto? La respuesta es afirmativa y su justificación se procederá a explicar en el siguiente párrafo.
Tanto la pobreza absoluta como la relativa son desencadenantes de presión social constante, debido a la pésima calidad de vida al no obtener los ingresos económicos suficientes para satisfacer las necesidades básicas. Es más, estas fortalecen los modelos de consumo socialmente indispensables, a los cuales aquellas familias de bajos recursos no pueden adherirse por falta de dinero, educación y oportunidades laborales. En consecuencia, aquellas personas, al no recibir la misma cantidad de oportunidades que los demás, son más propensas a decepcionarse, al observar las desigualdades entre sus expectativas y la realidad. Por tal motivo, se genera frustración, principalmente en los varones, lo cual, a su vez, origina comportamientos agresivos hacia las mujeres en la mayoría de ocasiones (Gonzáles, 2016).
Reforzando lo expuesto en el párrafo anterior, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) realizó en el 2016 una investigación acerca de la violencia contra la mujer de acuerdo con los quintiles de ingreso. El quintil de ingreso es la clasificación de una población en cinco grupos dependiendo de sus ingresos monetarios, donde el primer y quinto quintil son el de mayor y menor ingresos respectivamente. El estudio nos indica que la diferencia de violencia física entre mujeres del primer y quinto quintil asciende a un 7.1%, mientras que en la violencia psicológica es de un 9% y en el caso de violencia sexual es de 4.4%.
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Además, la diferencia entre el segundo y último quintil es aún mayor con 12.6% y el 10.7% en cuanto a violencia física y psicológica respectivamente. Estos datos evidencian que, aunque este problema es importante en todos los grupos sociales, la violencia física, psicológica y sexual presentan mayores cifras entre las mujeres en situación de pobreza o pobreza extrema, especialmente al tratarse de agresiones físicas y psicológicas.
En conclusión, una de las causas de la violencia contra la mujer es el vínculo entre la agresión y el bajo nivel socioeconómico. Ello se debe a que las condiciones de vida en la que se desarrollan estas personas ocasionan momentos de frustración que se manifiestan a través de conductas agresivas en el marido (considerado el proveedor de la familia) dirigidas al sujeto más cercano y considerado vulnerable, manera en la que muchas veces se percibe a la mujer. Por ende, es imprescindible facilitar oportunidades de crecimiento en los sectores de escasos recursos, fomentar la autonomía económica de las mujeres y eliminar las políticas que amplían las desigualdades de riqueza y privilegios sociales. De esta manera, se lograría erradicar o al menos reducir de manera considerable los casos de agresión femenina.
Menos eficiencia del MIMP, más casos de violencia contra la mujer
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) es la máxima entidad en el Estado que vela por la seguridad de las mujeres. Por ello, el rol que desempeña en la disminución de las tasas de violencia femenina es muy importante. Sin embargo, el MIMP presenta una deficiencia en la atención sobre dicha problemática. Según el Instituto Nacional Estadística e Informática (INEI), en el periodo enero – febrero 2018, del total de casos de maltrato femenino, el 55% de los presuntos agresores se encuentran detenidos, el 5% está sentenciado, el 23% se encuentra prófugo, el 9% está libre (investigación) y el 5% se suicidó. Estas cifras manifiestan deficiencias en la intervención de por parte de esta entidad. Por ello, a continuación, se explicará cómo la administración ineficaz por parte del MIMP representa una de las causas de la violencia contra la mujer.
El Estado peruano presenta una deficiencia en la atención de la violencia contra la mujer. Esto se puede evidenciar en el monto destinado a este problema, el cual solo alcanza 59 millones de soles en el presente año. Dicha cantidad no es suficiente para solucionar la problemática, puesto que el atropello que sufren las mujeres produce una pérdida de 6.700 millones de soles al Estado, siendo un monto mayor a la inversión por parte de este. Las mujeres, al ser víctimas de violencia, dejan de trabajar y con ello ocasionan pérdidas de dinero al Estado, porque ellas representan el 44% de la Población Económicamente Activa en nuestro país (INEI 2015). De esta manera, el Perú cada año pierde 3.7% del Producto bruto interno (PBI), que equivale alrededor de 6,700 millones de dólares, según la USMP. Asimismo, sabemos, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que los presupuestos destinados a otros sectores, como el orden público y social, ascienden a 610 millones de soles, mientras que lo asignado al rubro de protección social asciende a solo 82 millones de soles. Con ello, se observa que se privilegia otras problemáticas por las que atraviesa el país a pesar de las alarmantes cifras sobre violencia contra la mujer. Por todo lo expuesto, se demuestra que no existe una inversión por parte del estado que trate de solucionar la problemática de violencia contra la mujer.
No obstante, esta situación se agrava, debido a que el MIMP no gestiona adecuadamente el presupuesto limitado que le asigna el Estado. La estrategia que dicho ministerio plantea es el empoderamiento de la mujer, el liderazgo y el fortalecimiento de la importancia de su género en su comunidad. Asimismo, declara que la estrategia que realiza fortalece los espacios de organización y liderazgo de las mujeres para la vigilancia comunitaria frente a los hechos de violencia familiar y sexual. No obstante, tal como lo reportó el diario Gestión en junio del presente año, el MIMP solo había ejecutado el 38% de su presupuesto total hasta dicho mes. En oposición a esto, según la encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), el 71% de las mujeres de zonas rurales sufrieron algún tipo de violencia por parte de su esposo o compañero. Un hecho concreto que ilustra esta situación es la ausencia de los Centro de Emergencia Mujer (CEM) en las zonas rurales. Esto se genera debido a que se considera que las mujeres de zonas rurales están “más” acostumbradas y pueden “soportar” la violencia.
En conclusión, la problemática de violencia contra la mujer puede explicarse por una gestión inadecuada del MIMP, ya que no logra gestionar los presupuestos con responsabilidad. Además, emplea medidas sin eficiencia. Por ejemplo, crea CEM en zonas urbanas, en lugar de construirlos en zonas rurales las cuales son las más afectadas. La solución que planteamos es el mejor uso del presupuesto destinándolos a buscar de manera eficaz como evitar la violencia femenina.

"A tu mujer no la golpees ni con una flor"
Proverbio hindú