Violencia contra la mujer en el Perú
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos define la violencia contra la mujer como todo acto de agresión que ocasione un trastorno físico, sexual o psicológico en torno a la mujer. Además, incluye amenazas de hechos violentos o el despojo de su libertad en sectores públicos o privados. En esta problemática, el concepto de género juega un rol importante, ya que asigna características rígidas tanto a hombres y mujeres a partir de sus cuerpos. En otras palabras, relacionan lo doméstico, la pasividad y delicadeza con lo femenino, y la fuerza, competencia y autoridad con lo masculino. Por ende, para quienes no cumplen con estas asignaciones, establece sanciones sociales: discriminación y violencia. Por esta razón, la sociedad, junto con nuestra cultura es quien impone mayor poder a los hombres y subordina a las mujeres quienes son supuestamente inferiores. Asimismo, las expresiones más comunes de este problema en el Perú son la violencia física, sexual y psicológica. La violencia física es definida como la acción o comportamiento que provoca daño a la salud o a la integridad corporal, sin importar la duración requerida para su recuperación. La violencia sexual se refiere principalmente a violaciones, pero no es necesario que involucre penetración o contacto físico, pues también se considera la exposición a contenido pornográfico y uso de la fuerza o intimidación para transgredir su vida sexual. Si es del tipo psicológica, abarca desde comentarios sexistas y degradantes que la humillen o avergüencen hasta amenazas que la aíslen contra su voluntad, lo cual genera daños psíquicos que alteran sus funciones o capacidades mentales. Cualquiera de las mencionadas anteriormente, puede desencadenar la más grave manifestación de violencia contra la mujer: el feminicidio, es decir, el asesinato de mujeres, resultado del constante fracaso por querer someterlas.
Análisis teórico

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Lamentablemente, la problemática de violencia contra el género femenino en Sudamérica está muy arraigada y con escasa importancia. Por ello, existen muchos casos de agresión contra las féminas. Por esta razón, en Argentina, en el año 2015, la tasa de feminicidios aumentó, ya que cada 30 horas asesinaban a una mujer. Debido a eso, activistas feministas establecieron una maratón de lectura, cuyo lema era #NiUnaMenos con el objetivo de informar a la población sobre el feminicidio y violencia contra las mujeres. Sin embargo, meses después, ocurrió la muerte de Chiara Paez. La adolescente de 14 años que estaba embarazada fue cruelmente asesinada y sepultada en el jardín de su pareja. Esto exacerbó a la sociedad y originó una marcha en la que participaron personas de diferentes géneros. Por consiguiente, en Perú, debido a la misma problemática sobre el feminicidio, empezó las marchas de #NiUnaMenos. Mientras en Argentina la muerte de féminas era cada 30 horas, en Perú, de acuerdo al Ministerio Público, 10001 mujeres fueron víctimas de feminicidio en los últimos 8 años. Actualmente, el Perú ocupa el puesto 8 en feminicidios, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Asimismo, de acuerdo al Centro Emergencia Mujer (CEM), la cantidad de víctimas que sufren de violencia física es de 1911, de violencia psicológica es de 2762 y de violencia sexual es de 1172. Por ende, los casos de violencia de género en nuestro país y la tasa de feminicidios siguen siendo constantes, según la Unidad de Generación de Información y Gestión del Conocimiento (UGIGC). A pesar de que el Congreso aprobara la ley 30314 contra el acoso callejero, cuyo objetivo es sancionar a quienes afecten la libertad, la dignidad y el derecho a la integridad física de las féminas, solo 14 distritos de Lima cuentan con ordenanzas municipales para combatir la problemática, según la Defensoría del Pueblo.
Antecedente y contexto

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Los principales actores involucrados en la violencia a la mujer son tres. En primer lugar, se tiene al agresor. Es la persona que siempre minimiza y violenta a la fémina, y atenta contra su salud física, psicológica y sexual. Asimismo, la mayoría de estas personas traen consigo un problema de alcoholismo y/o drogas, o un trauma que vivieron en su niñez. Un ejemplo de ello consiste en que el agresor, desde pequeño, creció en un ambiente violento. Por ende, piensa que es una reacción normal. Estas personas se caracterizan por tener una actitud muy grotesca. Además, presentan agresividad en su forma de expresarse. Y por último, tratan a los demás despectivamente. En segundo lugar, otro actor involucrado en esta problemática es la víctima. Son las mujeres que han sufrido un daño severo por parte del agresor, quien en la mayoría de casos vendría a ser su esposo o conviviente. Muchas de estas optan por quedarse sumergidas en el miedo y en silencio que a la larga le traen consecuencias que atentan varias veces contra su integridad y la de sus hijos. El perfil psicológico de ellas está influenciado por el alto índice de machismo que se aprecia en nuestra sociedad[1]. En otras palabras, se afirma que el hombre es el que controla la relación y es superior a ella. Esto conlleva a que las féminas sean sumisas, minimicen su autoestima, justifiquen las agresiones y se culpen del problema conyugal. Finalmente, otros actores importantes son las instituciones públicas y privadas. Ellos desempeñan un papel importante para acabar con esta problemática social, ya que les brindan atención, orientación y apoyo psicológico a las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia. Entre las instituciones públicas se tiene al Centro de Emergencia Mujer (CEM). Respecto a las instituciones privadas se tiene al Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
[1] Recuperado de https://www.eldiario.es/theguardian/presidente-Peru-asesinato-machista-designios_0_779022549.html
Actores involucrados

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En la actualidad, los datos estadísticos realizados por las distintas instituciones nacionales e internacionales reflejan una realidad adversa que afecta a la mujer en el Perú. En primer lugar, según los estudios realizados por el INEI (2016), un 64 % de las mujeres ha sufrido violencia psicológica o verbal generada por su pareja o compañero. En este sentido, las edades comprendidas entre 45 a 49 años presentan los índices más altos, con un 66.6 %. Además, indican que el mayor porcentaje de violencia se localiza en Apurímac, con un 75.6 %. Por ello, se deduce que la mayoría de las mujeres del interior del país poseen una actitud sumisa. En segundo lugar, la violencia física es otro tipo de agresión que padece el género femenino. Según el INEI (2016), el 31.7 % ha sufrido este tipo de maltrato que suele ser ocasionada por su esposo o conviviente. Al mismo tiempo, las féminas entre 15 y 19 años representan el mayor índice con un 17.4 %. Además, el departamento con un alto porcentaje de este tipo de violencia es Puno (42.2 %). Sin embargo, en la mayoría de las incidencias, las mujeres agredidas no denuncian, ya que son amenazadas por sus agresores. Por último, el 6.6% de las peruanas, en el 2016, fueron víctimas de la violencia sexual, según el INEI. Al mismo tiempo, las féminas de 45 a 49 años representan el índice más alto con un 12.5%. El mismo estudio señala que el departamento con mayor porcentaje de violencia sexual es Cusco con un 14.1 %. Ante lo expuesto, se observa que la violencia contra la mujer es uno de los principales problemas del Perú, ya que se revela en los datos estadísticos y, como consecuencia, evita el desarrollo social de la sociedad.
Datos estadísticos que revelan la realidad de la violencia hacia la mujer

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La violencia contra la mujer es un problema social que afecta negativamente la integridad física y psicológica de la mujer. Además, daña su identidad personal e impide su buen desarrollo personal y emocional.
Detras de mi sonrisa
Debido a que la violencia de genero lamentablemente aumenta sus cifras cada año, el 13 de agosto del 2016 se convoca a la marcha "Ni una menos" en Perú reclamando el cede de la violencia machista en cada una de sus expresiones.
Ni una menos
La falta de seriedad para aceptar las denuncias por violencia por parte de las autoridades correspondientes genera desconfianza en las afectadas. Por ello, las victimas ya no quieren denunciar lo cual causa que la violencia continúe.
Desconfianza para denunciar
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer señala que la trata de mujeres es una modalidad más de expresión de la desigualdad de género. De acuerdo a el Plan Nacional de Acción contra la trata de Persona 2011-2016, se reportaron 974 víctimas entre 2004 a abril del 2011, siendo el 91.58% del sexo femenino. Las zonas de mayor incidencia de casos son Lima, Cusco, Iquitos, Arequipa, Puno y Piura.
Recuperado de: https://media.giphy.com/media/oMasUcRcyaltm/giphy.gif
Datos estadìsticos de la violencia contra la mujer
"Al fin y al cabo, el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer"
Eduardo Galeano